lunes, 13 de febrero de 2012

Asamblea con los ancestros en Wirikuta: peritaje tradicional wixárika

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Eduardo Guzmán Chávez

     Cuando hablamos de riqueza cultural corremos el riesgo de patinar en la superficie. Dicen que México es reconocido en el mundo como asiento de una gran diversidad de culturas. Lo que afanosamente se promueve desde las instituciones oficiales como “la riqueza de nuestros pueblos” es mera curiosidad turística del discurso folclórico que omite el reconocimiento constitucional del derecho de los pueblos indígenas a conservar y mejorar el hábitat y preservar la integridad de sus tierras. Nada menos que aquello sobre lo que se alza la conciencia de su identidad indígena, para no hablar del patrimonio intangible de sus sabidurías pluriterrenales y antropocósmicas.

¿Cuál es la fuente nutricia de las sabidurías a un tiempo ancestrales y novísimas de los pueblos originarios?, ¿cuál es esa brasa ardiente a la que vale la pena vindicar en los términos de la libre determinación del espíritu y la autonomía de las mentes libres, obligadas por lo tanto a acudir en solidaridad con aquellos mexicanos cuya experiencia está forjada en el agravio y la discriminación, en el despojo de sus tierras y en la justicia denegada?



Visión cosmoardiente, o brasavisión cósmica, sencilla y llanamente a nuestros pueblos indígenas nunca se les ha olvidado que la Tierra está, en la cosmovisión donde la miran, viva y sensible y pensante y dicharachera en un su idioma tan concreto y tan hermoso que ellos no han dejado de estudiar para hablar con Ella como habla uno con la Madre, con Ella como conjunción de raíces abuelas. Así pliegan y despliegan su vida: en armonía con esa ascendencia genealógica.



El pueblo wixárika o huichol de la sierra Madre Occidental es un pueblo de cantadores, sembradores mesoamericanos del maíz pretolteca, grandes peregrinos, rezanderos, curanderos, practicantes consumados del arte de fluir en los ciclos estacionales del año solar, acomodando armónicamente su oración cotidiana en los nichos energéticos de la naturaleza. Ellos son hábiles bordadores del dibujo que pone de relieve con color la trama sagrada que une todo lo vivo. Ellos ahora están pidiendo que escuchemos la voz de sus mayores-naturaleza y están pidiendo respeto para esa palabra.



Ancianos huicholes han venido revelando desde hace un par de décadas que las velas que sostienen la vida en los puntos cardinales están casi apagadas y nomás la que se yergue en el centro tenue, débilmente responde. Es una metáfora del desastre ambiental que la ciencia monitorea. Algunos ancianos dijeron que una ofrenda que conjunte la fuerza de todos los centros ceremoniales wixaritari (plural de huichol) en el altar de Wirikuta podría servir para reavivar esas velas primordiales.



Wirikuta misma, el jardín sagrado donde se archiva en flor la memoria del origen y se renuevan los permisos de la fertilidad, es también una metáfora del desastre ambiental por venir: consorcios mineros y agroindustrias son capaces de romper el frágil equilibrio de ese paisaje sagrado. Con su actividad productiva, mientras se hinchan sus paquetes accionarios en la bolsa de valores, son capaces de semejante hazaña.



Delegaciones del pueblo wixárika han ido a la sede de la ONU en Nueva York y a Vancouver en Canadá, donde se halla la matriz de la empresa First Majestic, y ahí han expuesto en qué radica la importancia de Wirikuta desde el punto de vista de la continuidad de la vida. Aquí en México han pedido al gobierno federal y al estatal de San Luis Potosí que cumplan su compromiso institucional de garantizar la preservación de este tesoro cultural y ambiental. Por esa senda caminaron en octubre pasado hasta la residencia presidencial de Los Pinos para pedir que todos los lugares sagrados y en especial Wirikuta sean respetados.



Artículos fundamentales de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, decretos estatales y planes de manejo alineados con leyes ambientales y convenios internacionales ¿son acaso insuficientes para detener el avance voraz y depredador de las empresas mineras en Wirikuta?



Ahora el pueblo wixárika se concentra y moviliza en la unidad de todas sus comunidades, de todos sus centros ceremoniales, y acuden a consultar la voz de los ancestros que habitan en Wirikuta para saber cómo proteger y renovar la vida. Es una reunión con los antepasados en la perspectiva acuciante del futuro inmediato. Es la continuación de un diálogo con la naturaleza ahí acosada.



Los inversionistas se ilusionan por su parte con las cuantiosas ganancias que podría redituarles la extracción de los minerales del semidesierto potosino en el polígono de las 140 mil hectáreas que actualmente reconoce el decreto estatal como Área Natural Protegida de Wirikuta. Pero vemos que en esa misma área está en juego el fundamento energético mediante el cual se regula el equilibrio que permite la vida y sus dones de fertilidad y creatividad.



La sabiduría de la verdad disuelve en este litigio cualquier falso dilema entre tradición y modernidad. Una cosa es el derecho a invertir y hacer negocios y otra cosa es suponer que todo sitio, absolutamente todo lugar sobre la superficie del territorio nacional puede ser sometido a la lógica del capital. La explotación minera a gran escala en Wirikuta transgrede para empezar el postulado constitucional según el cual la composición pluricultural de la nación se sustenta originalmente en sus pueblos indígenas. Somos una nación pluriétnica y plurilingüística, eso quiere decir que la visión de la ganancia no es la única manera de mirar y de vivir en estas tierras nuestras. Dar por buena a cielo abierto la explotación minera en Wirikuta es decretar en los hechos la muerte de una cultura al arrasar (con algo más que mantras al progreso y la competitividad) su fuente nutricia en aras del cálculo egoísta. Ecocidio y etnocidio son crímenes de lesa cosmovisión.



Representantes de todos los centros ceremoniales del pueblo wixárika de Nayarit, Jalisco y Durango peregrinan y este 6 de febrero consultan en diálogo profundo con la naturaleza para renovar el acuerdo de la vida. Funcionarios, académicos, filósofos, artistas, campesinos: escuchemos con atención el mensaje de estos cantadores peregrinos mayores. Y honremos ese privilegio.



Eduardo Guzmán Chávez

(para publicarse en La Jornada)

¿QUÉ ES EN VERDAD LA CRISIS FINANCIERA DEL MUNDO?

Guillermo Marín. Toltecayotl.org



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Resulta increíble que cuando la “humanidad” ha logrado el más alto grado de desarrollo tecnológico y científico, cuando las máquinas están multiplicando la riqueza de manera inconmensurable, casi todos los países, ricos y pobres, estén cruzando por una severa crisis económica, comenzando con Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y no se diga México.

La raíz de la crisis es la corrupción moral y la pérdida “del sentido o razón de la vida”. En efecto, las personas, las familias y los gobiernos han perdido los valores esenciales de la “condición humana”.



El control de la vida de las personas, las familias, los pueblos y sus gobiernos está en manos de “las mega empresas” trasnacionales que marcan los nuevos valores y principios que rigen al planeta.



Es decir: La codicia, el consumismo, el abuso, el individualismo, la irresponsabilidad existencial, en síntesis: “el culto al becerro de oro”, entendido como “la modernidad”.



El origen de la crisis financiera del mundo es que: las personas, las familias, los pueblos y sus gobiernos, CONSUMEN MÁS DE LO QUE PRODUCEN.



Este enloquecido y desenfrenado frenesí de encontrar en “el comprar/tener” la forma para trascender la existencia, se sustenta en una enorme vacío existencial y una dramática miseria espiritual, que deviene de la destrucción (a propósito) de las tradiciones y costumbres, valores y principios, que se habían construido a lo largo de siglos por las culturas tradicionales del mundo.



La modernidad ha destruido a la tradición, o sea, “la nada ha acabado con todo”. Ser “moderno” es vivir al ritmo, valores, deseos, sentimientos, necesidades que imponen “las mega empresas” a través de los medios masivos.



Por ello, las personas y los gobiernos están adquiriendo “todo y de todo”, gastando más de lo que tienen en cosas superfluas e innecesarias y hasta dañinas. Las deudas de los gobiernos, como el de Estados Unidos, es imposible de pagar.



Pero lo mismo la de los bancos que prestaron (por codicia y ambición) más de lo que podían pagar sus clientes. Y de la misma manera, la gente común gasta mucho más de lo que gana y vive del angustioso y leonino crédito, que es una forma moderna del esclavismo.



De esta manera, la crisis financiera del planeta es antes que nada, una crisis de valores y principios producto de la deshumanización, de la desacralización del mundo y la vida, de haberle dado la espalda a un desarrollo humano sustentado en el bien común y en el desarrollo espiritual como fin supremo de la vida: irresponsabilidad del Estado, los padres y cada una de las personas.



Efectivamente amable lector, este es el punto “incómodo” de esta reflexión. Cada uno de nosotros somos parte importante de esta “crisis planetaria” por nuestra irresponsable forma de vivir. Necesitamos ser más conscientes, exigentes y responsables en nuestra propia vida. La de todos los días.



Por una parte, debemos de dejar de estar “prendidos” al mundo material del ser a través del tener. Ser más austeros, frugales y analíticos en lo que “verdaderamente necesitamos”, y en segundo lugar, poner mayor atención, tiempo y energía al desarrollo espiritual de nosotros mismos, la familia y la comunidad.



El amor, la solidaridad, la educación, la familia, el respeto a la naturaleza y el bien común deben ser retomados como los valores esenciales de la vida, de la sociedad y del Estado. Los “rescates financieros de los gobiernos y los bancos”, es el RESCATE DE LA IRRESPONSABILIDAD Y EL PREMIO A LA COIDICIA DE LOS MERCADERES, así como alentar la impunidad de los políticos.



No se rescata a Grecia, España o Italia, se recata a los bancos agiotistas y a los políticos corruptos que prestaron irresponsablemente o dolosamente y a políticos que se prestaron a este mega fraude. No se rescata a los pueblos, al contrario, los pueblos tienen que pagar con sangre a los banqueros. En Islandia, el pueblo metió a la cárcel a los políticos y dejó que quebraran los bancos y hoy no tienen problemas económicos, su economía se ha recuperado.



Nosotros deberíamos comenzar con cancelar nuestras tarjetas de crédito y vivir de manera honesta, de acuerdo a nuestros ingresos y nuestros valores ancestrales.

viernes, 10 de febrero de 2012

JUNG, EL MUNDO INTERIOR







JUNG Y LOS ARQUETIPOS

El socialismo autogestionario yugoslavo


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Autor desconocido.
Extraído de:
http://banderanegra.foroactivo.com/general-f7/el-sistema-de-autogestion-yugoslavo-t46.htm
El sistema de autogestión yugoslavo marcó un hito en su época. Podía describirse como un híbrido constituido por varias formas de organización económica. No era un socialismo planificado como ocurría en la Unión Soviética, ni tampoco una mera economía de mercado. Era más bien algo intermedio. El socialismo yugoslavo no era solamente una economía de propiedad social; abarcaba muchas otras formas de propiedad. Este sistema gozó de una gran popularidad en su época, no solamente entre la izquierda, sino también entre otros poderes políticos. La diversidad de elementos organizativos era muy amplia. Por un lado, existía en Yugoslavia una administración de cuadros relativamente estricta y una administración de cuadros del partido; por otro, una democracia directa, particularmente en las fábricas: por una parte, el control del partido; por otra, el control del trabajo. Evidentemente, estos elementos no eran siempre radicalmente opuestos, dado que el partido gobernante y el trabajador compartían la misma ideología, es decir, el comunismo, la ideología de izquierdas. Sin embargo, surgieron diversos conflictos entre estos poderes. La verdadera democracia directa tuvo lugar únicamente en los niveles inferiores. Era precisamente en estos niveles, donde existía una verdadera democracia y donde todo el mundo podía participar en la toma de decisiones. Pero, al igual que ocurría en el resto de países comunistas, la democracia en los niveles superiores era casi inexistente. El control sobre esta democracia directa lo ejercía un estricto partido de cuadros. Aunque esto era solamente una parte del todo. La otra parte estaba formada por las economías planificadas y las de mercado. Especialmente después de 1965, Yugoslavia gozaba de una economía de mercado relativamente liberalizada. Este hecho constituía una respuesta a la Unión Soviética. Toda la ideología de la autogestión yugoslava fue descrita como una especie de tercera alternativa, que los funcionarios socialistas yugoslavos ponían continuamente de manifiesto. No era ni socialismo planificado ni capitalismo. Era un punto intermedio entre estos dos polos opuestos; una democracia con un verdadero autogobierno. Y esta ideología de la tercera alternativa permitía además una política exterior mucho más flexible y beneficiosa, tanto en Oriente como en Occidente.
Las decisiones que se tomaban en las plantas de producción, se hacían de forma independiente; los consejos obreros eran soberanos, aunque estuvieran bajo el auspicio del partido gobernante. Se diferenciaban varios aspectos: aquéllos en los que los consejos obreros eran soberanos, y otros en los que dependían de los decretos procedentes de las autoridades. En lo que respecta a la distribución de los ingresos percibidos en las empresas, los consejos obreros, representados por todos los obreros y no únicamente por los más cualificados, disponían de total independencia en la toma de decisiones. ¿Qué porcentaje de ingresos debía distribuirse, qué porcentaje debía destinarse a otro tipo de actividades?, etcétera. Sin embargo, en las plantas de producción surgían también diversas cuestiones técnicas, donde los controles laborales no eran soberanos. Estas cuestiones eran puramente técnicas, o bien asuntos relacionados con la ingeniería, tecnología, etcétera. En estos casos, los expertos eran soberanos. Existían, por tanto, tres áreas: una primera área relacionada con las cuestiones puramente técnicas, una segunda dedicada a los asuntos de distribución dentro de la planta y la tercera, que hacía referencia al problema de la administración de cuadros. En estos casos, el comité del partido siempre tenía la última palabra y no existían decisiones soberanas por parte de los consejos obreros. Se podría decir que era una democracia directa mixta compuesta por varias capas. No obstante, si la comparamos, por ejemplo, con el estado actual en el que se encuentra Yugoslavia, donde impera una especie de capitalismo salvaje, podríamos decir que era una democracia que funcionaba relativamente bien. La clase trabajadora y la gente pobre disfrutaba de una clase de derecho soberano, que no tienen hoy en día. No se puede calificar el sistema de autogestión yugoslavo en su totalidad de totalitario, pero tampoco debemos idealizar este tema del socialismo. La verdad subyace en un punto intermedio, como ocurre en el resto de áreas. La verdad se erige entre estos dos polos: un sistema unipartidario que disfrutaba también de una democracia directa en los niveles inferiores. Por ejemplo, en lo que respecta a los trabajadores, éstos no podían perder sus trabajos si el consejo laboral no se encontraba activo. La decisión final no dependía de la dirección. El consejo laboral, representado también por los trabajadores, decidía la valía de un trabajador. Hoy en día, únicamente son válidos los decretos. Asimismo, los consejos laborales eran soberanos en otros asuntos sociales, como era el caso de los apartamentos, vacaciones y distribución de ingresos.
Evidentemente, la lista de problemas era innumerable. A continuación, me gustaría aclarar una serie de problemas estructurales. El sistema yugoslavo de autogestión surgió en un estado balcánico relativamente subdesarrollado. Ello fue especialmente relevante para la población activa. En los años 50, y durante el período de gestación del sistema de autogestión, el índice de población rural subdesarrollada era bastante elevado. En primer lugar, se hizo necesaria la creación de una clase trabajadora moderna, lo que no resultó nada fácil debido a que muchos trabajadores habían asentado sus raíces en sus pueblos de origen. Los agricultores tuvieron que trabajar en la industria. Este hecho constituyó uno de los problemas fundamentales, dado que no estaba exclusivamente vinculado a una cultura industrial, sino también a una cultura política inmadura. El área de los Balcanes era un mar de guerras y dictadores y no gozábamos de una extensa tradición de cultura política. Este factor tuvo también una gran repercusión en el sistema de autogestión. Un sistema de autogestión puede funcionar únicamente en un entorno cultural. Sin cultura, sin educación, sin escuelas, sin especialización, la autogestión no tiene cabida. El segundo problema que he mencionado lo constituía el contraste entre la democracia directa y el control ejercido por el cuadro: esta escisión interna que tuvo lugar entre el control del partido y la lucha de los trabajadores por crear su propio espacio democrático. Y el tercer problema estructural importante fue el contraste predominante en Yugoslavia entre las zonas más opulentas y las más humildes, las repúblicas pudientes y las más necesitadas, que posteriormente entrarían a formar parte de las naciones ricas y pobres. Desde comienzos de los años 60, vivimos un conflicto latente entre ricos y pobres. Tito tuvo que actuar constantemente como mediador entre ricos y pobres. Se libraba una incesante batalla por la distribución de los ingresos federales. Esta contradicción estructural impidió el funcionamiento del sistema de autogestión yugoslavo.
En lo que a mí respecta, el sistema de autogestión yugoslavo experimentó un mayor desarrollo en Eslovenia, la república más desarrollada. En Kosovo, Macedonia y Montenegro, donde imperaban las antiguas estructuras tribales, nunca pudo existir un verdadero sistema de autogestión y democracia. Yugoslavia era un estado federal compuesto por áreas muy diversas. Existían diferencias en el ámbito de la cultura, religión y, asimismo, en el nivel industrial de desarrollo. La coordinación se hacía una tarea impracticable. No obstante, se hizo posible; este sistema funcionó durante al menos cuarenta años. Además, Tito jugó un papel muy importante como líder de un estado insólito y contradictorio.
El sistema de autogestión yugoslavo fue una laboratorio social, además de nacional. Bajo un punto de vista social, fue todo un experimento en el que confluyeron un sinfín de ideas. El legado de la Comuna de París, de la democracia social serbia a finales del siglo XIX y de la anarquía, que representaría posteriormente un papel muy importante en la crítica del estalinismo. Estos elementos anárquicos, y en algunos casos trosquistas, formaban parte de la ideología del partido de Tito y favorecían la crítica del estalinismo. Por otro lado, y como ya he comentado anteriormente, el sistema de autogestión yugoslavo fue un laboratorio nacional, e incluso transnacional. Este sistema fue un régimen que vio cómo convivían pacíficamente distintas naciones, se practicaba una economía transnacional y el líder transnacional alcanzaba una popularidad sin precedentes, desde Macedonia hasta Eslovenia. El carisma de Tito, aunque autoritario, tuvo una función claramente cosmopolita. Una vez lo comparé con el carisma de Alejandro el Grande. Fue un líder autoritario, pero acercó a personas de muy diversa índole. Eso también decía mucho de Tito. Asimismo, me gustaría aclarar que debemos considerar la historia de este sistema de autogestión yugoslavo desde una perspectiva radical. Debemos conocer a fondo la historia de nuestro pasado para poder emitir un juicio de valor sobre el autoritarismo del sistema imperante en aquel entonces. Fue una democracia directa, autoritaria e ilustrada, aunque a simple vista, estos términos puedan parecer contradictorios. No obstante, creo que todo fue muy contradictorio. Es imposible comprender este estado mediante el empleo de términos y categorías inequívocas.
El edificio de enfrente era el comité central de la Liga Comunista Yugoslava. Las sesiones se llevaban a cabo en este bonito y moderno edificio que fue construido en los años 70 y bombardeado en 1999, aunque ya estaba bastante demolido por entonces. Posteriormente, lo compró un empresario, que restauró el anterior Comité Central y que ahora utiliza para sus propios fines personales. Lo que vemos a continuación, es un momento histórico decisivo. Esta plaza, que vivió la crítica acérrima al capitalismo, se ha convertido ahora en una plaza capitalista y comercial.
Bajo mi punto de vista, la autogestión no puede morir nunca. No se trata únicamente de una mera cuestión romántica, ni tampoco de una especie de democracia totalitaria que tanto reivindican los liberales de hoy en día. Es una democracia íntegra, aunque lamentablemente inviable en el sistema de globalización actual. De forma parecida a lo que ocurre con cualquier otra idea, el sistema de autogestión debe desarrollarse en una época donde los contrastes sociales sean lo suficientemente maduros como para crear este tipo de democracia. Esta situación se pudo encontrar en la Yugoslavia de los años 50 y 60, donde existía un consistente contraste entre el estalinismo y el capitalismo liberal. Por lo tanto, no creo que haya llegado todavía el momento de implantar un sistema de autogestión en un capitalismo globalizado, donde la privatización es un concepto estándar.
Mi visión de lo que sería una sociedad deseable tiene muchas vertientes. Cada época histórica crea la suya propia. Mi opinión a este respecto es que esa visión nunca podrá ser un capitalismo salvaje. Es necesaria una coexistencia pacífica entre los distintos tipos de propiedad y, especialmente, entre las distintas sociedades, tanto a escala nacional como social. Sin una paz social y nacional, algo que conocemos muy de cerca en los Balcanes, no hay cabida para visiones de futuro, utopías o críticas sensatas de lo que tenemos. Por lo tanto, mi punto de vista está bastante alejado del capitalismo normalizado en el que vivimos hoy en día.
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